Me propongo olvidar, olvidar tus labios, tu sonrisa, tus gestos y abrazos; esas imágenes, esas palabras cruzadas. Me propongo seguir queriéndote sin odio, dejar en cuarentena esos días:
Guardarlos para siempre, en esa capsula donde nos refugiamos.
Guardarlos para siempre, en esa capsula donde nos refugiamos.
Es un adios temporal y a la vez sin fin, todo queda en la parodía del tiempo, solo esperando ese dulce encuentro.