miércoles, 29 de agosto de 2007

No hay nada como una taza de té.

Desde pequeña en mi familia se cree que todo se puede curar con una agüita o infusión de hierbas, en serio, en mi infancia sabía que agua de hierbas era la adecuada para casi cada dolencia que puede existir, entonces ¿Que pasó? ¿Donde quedaron los concejos de los abuelos? Mi memoria me traiciona a ratos, hay cosas que nunca olvido; como que los colores primarios son amarillo, azul y... ¿rojo?... Ya okey tampoco recuerdo eso, pero recuerdo... espera... si... si puedo recordar... No creas que mi memoria se la ha llevado el viento, puedo recordar que en algún momento de mi vida quise ser doctora, hasta que me entere que la biología no era como las palabras y que operar no era nada parecido a una poesía. También recuerdo que nunca logré ir a la casa de mi mejor amiga mientras vivía en Santiago, siempre me enfermaba o había una inundación o simplemente no se podía, cosas que pasan. Otra cosa que siempre viene a mi mente son las betarragas, por que se preguntaran: Es la verdura más despreciable que puede existir en la faz de la tierra, llegaba a tener pesadillas con ella (mentira esa es una exageración), cuantas tardes perdí por estar sentada esperando que la betarraga desapareciera de un modo mágico del plato.
También recuerdo la primera vez que jugué básquetbol, el primer entrenamiento, la primera lesión, el primer campeonato.

Bueno de recuerdos podría estar hablando todo el día de recuerdos de mi vida, mil y un recuerdos a la mente que me gustaría agregar a lo escrito arriba, pero mejor me los guardo para mí.

Ahora intento recordar el punto de este escrito... entre tanto recordar momentos pasados se me olvido por que estaba escribiendo en este presente, leo el título y aún no puedo recordarlo. Me desconcentre entre la música y la memoria, bueno que más da: Me he olvidado de que iba a escribir. Mientras trato de acordarme para un próximo texto, me tomaré una taza de té.

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